domingo, 24 de agosto de 2014

Escena eliminada de FF: MP

¡Hola, bloggers! ¿Recordáis que hace tiempo mencioné que escribí una escena, pero que nunca llegué a publicarla? ¡Pues hoy la tenéis a disposición para leer!

Se trata de una escena del capítulo 30, "Rumbo al Continente Este", que se me ocurrió a última hora y que empecé a escribir justo en la redacción de dicho capítulo, porque pensé que podría ser divertida. Como este fanfic no cuenta con muchos momentos cómicos o que hagan reír, quería incluir otro "Funny moment" para sumarlo a la historia.

Los lectores que todavía no han llegado hasta el capítulo 30 pueden leerlo sin problemas, ya que no contiene spoilers muy graves y tampoco revela nada trascendental de la historia.

Como bien tenía pensado desde un principio, quería que esta escena fuera graciosa y divertida, y la enfoqué precisamente hacia ese plano. Que os haga reír o no, eso ya no depende de mí xD

¡Sin más, disfrutad con esta escena eliminada de FF: MP! :D

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Con un nuevo destino fijado, el grupo necesitaba un medio de transporte para desplazarse al otro lado del mundo. Tenían dos opciones: o por mar o por aire. En este último caso, Boneland era la única ciudad cercana, pero desgraciadamente aún no contaba con un aeropuerto, de modo que descartaron esa opción. Durante su guía turística por la ciudad de los huesos, el jefe minero les explicó a Jack, Eduardo y Erika que recientemente se había aprobado el proyecto de construir un aeropuerto en dicha localidad, pero que tardarían todavía muchos meses en llevarlo a cabo.

Todos sabían que para ese entonces, la guerra habría empezado, y que posiblemente Ludmort ya hubiera llegado a Limaria y destruido el mundo. La otra alternativa a Boneland era Frozen, la ciudad helada, que Jack sabía que contaba con aeropuerto, pero que por desgracia se encontraba a demasiados kilómetros desde su posición, y en lo que tardaban en llegar a ella ya se habría cumplido el plazo de la amenaza de Ludmort.

Analizado el transporte aéreo, todos estaban de acuerdo en que la única forma de llegar rápidamente al continente Este era por mar. De nuevo el único lugar más próximo y con barcos era Boneland, y el mago y los dos jóvenes sabían que no podían volver a ser vistos por Mudog, el jefe minero.
Frente a este pequeño problema, Cristal miró a todos sus compañeros de reojo, y una bombilla se le encendió nuevamente encima de su cabeza:
- ¿Cristal, tienes alguna idea brillante?- preguntó Eduardo, al verla registrando su mochila con una sonrisa pícara.
Lo que propuso la chica con coletas los dejó boquiabiertos, y enseguida se negaron con una rotunda negación de cabezas:
- ¿Por qué no?- preguntó ella, sonriente- ¡Venga, sabéis que es la única forma de que no os reconozcan…además, será divertido!- y luego extrajo una cámara de la mochila- ¡podremos sacarnos fotos y colgarlas en internet!
- ¡El futuro del mundo está en juego! ¿¡Y tú sólo piensas en sacarnos fotos!?- replicó Jack, molesto- ¡Ten un poco de sensatez, esto es serio!
- ¿Y crees que no hablo en serio?- respondió la princesa, más decidida- yo también quiero salvar Limaria y La Tierra tanto como vosotros…pero en este tipo de situaciones, si no lo hacemos a mi manera, nunca lo conseguiremos…y tú lo sabes muy bien, ¿no es así, Jack?
El mago calló en ese momento al reconocer que, por una vez, la chica con coletas tenía razón.

Habían pasado por numerosas situaciones anteriormente en las que, de no ser por la ayuda de Cristal, no habrían podido superar los retos y obstáculos que se les habían puesto por delante. Tenían que reconocer que el fichaje de la princesa había superado todas las expectativas, y que gracias a su habilidad del camuflaje y el robo habían conseguido superar muchos de los obstáculos que ninguno de ellos solos hubiera logrado hacer por su cuenta.
Eduardo prefirió no discutir más sobre el tema, y decidió poner en práctica la idea de Cristal, aunque ni a él mismo le hiciera ninguna gracia. Ya había pasado antes por aquello, y supo que podría volver a aguantarlo, aunque solo fuera por unos minutos.

De la mochila mágica de la princesa se extrajeron cinco disfraces de animales de granja, los cuales se puso cada uno con expresión claramente avergonzada a excepción de Rex, que ya era un animal. Jack se vistió de caballo, Alana de vaca, Cristal de gata, Erika de gallina y Eduardo de perro. Todos lucían un aspecto cómico y vergonzoso, pero al menos de aquella forma nadie los reconocería:
- ¡Vamos, a por un barco en Boneland!- dijo el chico de rojo, ruborizado- ¡Cuánto antes acabemos con esto, antes podremos quitarnos estos ridículos disfraces!

Su paseo por las calles de la ciudad huesos resultó ser peor de lo que imaginaban. La gente volvía sus cabezas al ver aquel extraño grupo de personas disfrazadas. Muchos se reían a carcajadas, otros por lo bajo, y algunos murmuraban en voz baja mientras criticaban. Miles de ojos observaban a cada paso, y su recorrido hasta el puerto era mucho más vergonzoso de lo que creían:
- Cristal, cuando tengamos el barco te voy a matar- murmuró Jack, en voz baja y sin dejar de andar con los demás- mi reputación de mago guardián se hunde por los suelos.
- ¡Calla y sigue andando!- le respondió la princesa, con una sonrisa forzada- ¡Con naturalidad!
Continuaron caminando, recibiendo numerosos abucheos, risas burlonas e insultos degradantes. A pesar de todo, trataron de sonreír y saludar con las manos, mientras Alana enseñaba una pancarta en alto con letras claras “CIRCO DEL REINO COCHINO: RISAS ASEGURADAS”.
De esa forma parecían un grupo cómico de gira por Boneland, y no levantarían sospechas. El resto del camino siguieron igual, a través de las calles, hasta llegar al puerto de la ciudad, sin percances y tal y como lo habían planeado.

Al llegar al muelle, observaron asombrados docenas de barcos de todos los tamaños y colores, atracados en sus correspondientes plazas. Después de pasear por entre las embarcaciones, y de descubrir decepcionados que los grandes yates no estaban en alquiler, se acercaron a la zona de barcos pesqueros. Los propietarios de las naves los miraban perplejos y con risas y carcajadas burlonas, mientras Eduardo y los demás trataban de taparse las caras con muchísima vergüenza ajena.
Al acercarse a una pequeña embarcación pesquera, el dueño de la nave los miró y soltó sin poder aguantarlo un par de carcajadas:
- ¿¡Pero de qué vais!?- preguntó el hombre, muerto de risa- ¡Todavía falta mucho para que llegue el carnaval!
Eduardo se adelantó, e ignorando los comentarios, respondió:
- Nos interesa su barco, ¿cuánto pide por él?
El señor cambió de repente su rostro y, con una sonrisa pícara, se enderezó y mostró más interés por el tema:
- 50000 platines, ni más ni menos.
- ¿¡Qué!?- exclamó Alana- ¡Pero si sólo es un barco de pesca! ¡Nos está timando!
- Es lo que puedo ofreceros…además, dudo mucho que alguien de este puerto le venda su nave a un grupo de gente rarita como vosotros…por lo tanto, soy vuestro único vendedor.
- ¡Pero es que no tenemos tanto dinero!- saltó Jack, enfadado por tan elevada cifra.
- No es mi problema. Cada uno busca su forma de ganarse la vida, y la pesca es lo mío…por lo que debéis entender el precio de mi trabajo.
- ¡Oiga, no lo entiende…necesitamos ese barco urgentemente! ¡Es cuestión de vida o muerte!- intervino Erika, frunciendo el ceño- ¡No tenemos tanto dinero! ¿¡Qué pretende!? ¿¡Que montemos un espectáculo aquí y ahora para su disfrute y gracia!?

Aquella idea resonó repetidas veces en las cabezas de todos, y muy pronto el pescador sonrió de una forma tan pícaramente clara que el resto del grupo se dio cuenta de lo que aquello significaba. Fue entonces cuando Erika quiso haber rectificado en sus palabras, inconscientemente dichas:
- ¡Muy bien, si conseguís hacerme reír de verdad, el barco es vuestro!- propuso el pescador, desafiante- ¿Qué os parece?
El trato era mucho mejor de lo que esperaban, ya que no contaban con dinero y a cambio de unas risas conseguirían un barco gratis, así que accedieron enseguida. Después de todo, hacer reír a alguien no debía de ser tan difícil.

Se reunieron todos en círculo a debatir sobre el tema:
- ¿Alguna idea, chicos?- preguntó Rex, en voz baja.
- ¿Qué os parece el viejo truco de la zancadilla?- propuso Jack.
- ¡Eso está anticuado y solo lo usan las viejas…con eso lo que haremos será aburrirle todavía más!- dijo Cristal- ¡Yo opto por algo más grande, algo que seguro lo matará de risa!
- ¿¡Ah, sí!?- preguntó Eduardo, sorprendido por la seguridad de la chica con coletas- ¿¡Y qué es eso tan increíble que lo matará de risa!?
La princesa sonrió, antes de decir:
- ¡La improvisación!
- ¿¡Qué!?- exclamaron los demás, perplejos- ¿¡Estás loca!? ¿¡Cómo quieres que improvisemos en una situación como ésta!?
En ese momento, el pescador los interrumpió y tosió un par de veces, indicando que se estaba aburriendo y que perdían posibilidades de llevarse el premio a cada segundo que pasaba. Cristal no perdió más el tiempo y extrajo seis objetos al azar de su mochila, los cuales repartió entre sus amigos y con los que debían improvisar cualquier cosa que se les pasara por la cabeza.

Se subieron en una plataforma superior, desde la que podían ser vistos en todo el puerto de Boneland, y allí comenzaron la actuación. A Rex le tocó un ovillo de lana, y empezó a jugar con él rodando por el suelo, como si de un gato se tratara. A la pelirroja un aro de hula hop, el cual se ajustó y comenzó a dar vueltas con la cintura. A Erika una red de capturar insectos, la cual agitó de un lado a otro como queriendo atrapar el aire.
A Cristal una cucaracha de plástico, que acababa de sacar de su mochila por ser la última y que miraba con asco mientras la sujetaba por las antenas. A Eduardo una caña de pescar, que perplejo y confuso no sabía qué hacer con ella, y a Jack una falda hawaiana, que frustrado y ruborizado no tenía más remedio que ponérsela y empezar a bailar el hula-hula.

Todos los miembros del grupo actuaban de manera independiente, y su ridículo espectáculo poco a poco fue atrayendo a curiosos de todo Boneland, llenado el puerto de gente que los miraba sin pizca de gracia. Las críticas y los abucheos muy pronto empezaron a oírse por todo el lugar:
- ¡Panda de aficionados, no sabéis actuar!- gritaba uno.
- ¡Dais pena, payasos!- gritaba otro.

La situación se estaba desmoronando y todos sabían que, a aquel paso, jamás conseguirían el barco que tanto necesitaban. Trataban de pensar en algo, cualquier forma que hubiera para unir todos los objetos y actuar conjuntamente, pero no había manera. Estaban pasando vergüenza por gusto, y sin lograr nada.
En ese momento Cristal notó un ligero cosquilleo en su mano, y su expresión de repugnancia aumentó cuando descubrió algo importante: la cucaracha de su mano no era de plástico:
- ¡Qué asco, es de verdad!- exclamó ella, horroizada.
La princesa la tiró al vuelo y el insecto fue a parar en la cara de Jack, que dio un salto de sorpresa y gritó:
- ¿¡Pero qué…qué es esto!?- dijo el mago, llevándose las manos a la cara, que luego descubrió lo que era y gritó a su vez- ¡Agh, qué asco, quitádmelo de encima!
- ¡Espera, Jack, no te muevas!- exclamó Erika.
La joven le golpeó en toda la cara con la red, intentando capturar al insecto, y lo tiró de espaldas al suelo. Sin embargo, justo antes de que la alcanzara, la cucaracha salió volando y se posó en la cabeza de Eduardo:
- ¿¡Pero qué…!?- dijo el chico, confuso.
No terminó la frase porque en ese momento recibió otro golpe de la red de Erika en la cabeza, y le hizo un chichón con tanta fuerza que también lo tiró al suelo. La chica parecía dispuesta a capturarla, por muy difícil que fuera:
- ¡No escaparás de mí!- exclamó ella, volviéndose hacia el insecto y olvidándose de los compañeros a los que acababa de agredir.

En el momento en que Alana fue en ayuda del mago y tropezó y cayó con el aro rodeándole las piernas, el público empezó a soltar risas, y a medida que avanzaba el espectáculo, las carcajadas iban siendo mayores.
La mezcla entre los intentos de ponerse en pie de la pelirroja, resbalando una y otra vez con el ovillo de lana de Rex, mientras el perro no dejaba de dar vueltas desenrollando el mismo y maullando como un gato, el aro danzando por los aires de un lado a otro, Jack viendo las estrellas y con una botella vacía de ron que había en el escenario, Eduardo tumbado en el suelo con un chichón en la cabeza y aparentemente inconsciente, y Erika repartiendo redes en la cara a diestro y siniestro para capturar a la cucaracha voladora, aquello se había convertido en un completo descontrol:
- ¡Erika, maldita hija de…!- gritó Cristal, enfadada, tras recibir el tercer o cuarto golpe de red en la cara, mientras intentaba levantarse- ¡Para de una vez!

Cuando por fin todos lograron ponerse en pie, y la cucaracha volvió a posarse en la nuca del mago, éste mareado y sin enterarse, Erika sonrió diciendo:
- ¡Ya eres mía!
La chica se dispuso a dar el último golpe de red  justo cuando en ese momento Alana y Rex tropezaron y caían en dirección a ayudar a Jack, muy cerca de las escaleras de acceso a la plataforma:
- ¿¡Pero qué estáis haciendo, descerebrados!?- exclamó Cristal, muy molesta- ¡Cuidado con la escalera!

Y justo en ese momento, en el que la joven volvió a propinarle otro golpe de red en la cabeza de Jack, sin éxito por el insecto, todos se amontonaron por error en una enorme bola humana que acabó rodando por la escalera. Ni siquiera Eduardo, que intentó recogerlos con la caña de pescar sujetando el cebo por una oreja de vaca del disfraz de Alana, pudo parar la caída, a la que también se unió por fuerza junto con el resto y sin soltar la caña.

Al final, todos acabaron cayendo al suelo en una enorme bola humana, para gracia y disfrute de todos los presentes.
...

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Como podéis ver, no está terminada. La razón es que, cuando llegué a este punto, de repente no supe cómo continuarlo. Además, sentía que tampoco tenía gracia, y que estaba escribiendo algo estúpido y sin sentido, algo que no haría gracia a ninguno de los lectores. Por este motivo suprimí esta parte en el capítulo, dejándolo simplemente desde que planeaban coger un barco, hasta luego pasar a continuación a tenerlo ya robado.

Y es que el final es el mismo que en el capítulo original: que acaban robando el barco (ya que el pescador se niega a dárselos de todas formas). Esta escena solo explica cómo consiguen robarlo, antes de embarcarse mar abierto hacia el continente Este.

¡Espero que os haya gustado esta escena eliminada de FF: MP, y nos leemos en la próxima entrada! :D

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